Originarios de Rusia, Andrey, un joven alpinista y su gato Graf, partieron a la ascensión del pico más alto de Europa: el monte Elbrus.
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Un logro similar había sido realizado décadas antes por un joven, que había conquistado el Himalaya, acompañado por un gato callejero con el que había hecho amistad con el alpinista. Esta bonita historia impulsó a Andrey a vivir esta experiencia única con su querido peludo.
Los dos cómplices intentaron un logro fuera de lo común y enfrentaron situaciones extremas para escalar una montaña gigantesca, elevándose a más de 5642 metros de altitud.
Para el bienestar del animal, ambos compañeros se entrenaron durante semanas, para tener la condición física adecuada y superar las situaciones extremas. Graf también se equipó con ropa caliente para enfrentar las ráfagas de viento, la nieve y evitar los resfriados.
Algunas preguntas sembraban la duda. ¿Sería capaz Graf de respirar en la altura? Ningún problema para este valiente gato que no mostró ninguna señal de debilidad.
Andrey creó un nido acogedor y cómodo para Graff. Así, él podía caminar, mientras Graff permanecía bien abrigado para sus largas horas de siesta. Cuando Andrey tenía mucho frío en las manos, sacaba la caja de su mochila y se calentaba gracias al suave calor de su gato.
Durante las noches más frías, ambos compañeros se mantenían cálidos mutuamente para enfrentar las difíciles condiciones de la vida en la montaña.
A pesar de toda su buena voluntad, las condiciones meteorológicas se deterioraron y la ascensión podría ser aún más larga. Solo les quedaba una botella de agua y los dos amigos tuvieron que abandonar antes de sucumbir a la deshidratación.
Esta hermosa aventura creó lazos de amistad intensos entre Andrey y su gato Graf y quién sabe... ¿Quizás algún día alcanzarán juntos las cimas?
Elsa Blacha.
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